Esta enfermedad es particularmente rápida y cruel: ataca las partes blandas de la cara, destruyendo labios, nariz, boca e incluso a veces los ojos.
El noma mutila el rostro del niño, le priva a menudo de la voz o incluso de la posibilidad de masticar, produciéndose finalmente una dolorosa agonía.
El hedor de las heridas y el aspecto mutilado de los rostros provoca el rechazo de las familias, con lo cual los pequeños son abandonados a su suerte en la selva, a menudo debido a la superstición tribal de que “es un castigo del demonio”.
Entre el 70 y el 90% de los afectados sin adecuado tratamiento perecen, según datos de la Organización Mundial de la Salud.
Sin embargo, si bien es una enfermedad que se desarrolla rápidamente, su curación también puede ser rápida. Para ello es necesario la aplicación de penicilina (basta una dosis cuyo coste es de 2 euros), una dieta suficiente y reparadora (cuyo coste es 6 euros al mes) y hábitos higiénicos básicos continuados.
A los niños de rostro malformado por la enfermedad se les puede rehacer en buena parte la faz a través de la moderna cirugía plástica.
Dieta adecuada e higiene previenen la aparición de la enfermedad.
1 comentario:
pues dentro de poco,con esto del paro y la falta de alimentos,nos pones los pelos de punta.
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