martes, 18 de noviembre de 2008

¡HAY QUE JODERSE! CON LA QUE ESTA CAYENDO ....

El Rey inaugura en Ginebra

la cúpula de

los derechos humanos...

y de la polémica.

  • La solemnidad del acto inaugural ha estado acompañada del leve olor a pintura
  • Las autoridades no han disimulado su sobrecogimiento y admiración al entrar en la sala

Vídeo: Mario Viciosa


Actualizado martes 18/11/2008 16:32 (CET)


MARIO VICIOSA (Enviado especial)

GINEBRA.- No ha habido miradas para el presupuesto. Hoy, los ojos apuntan hacia arriba, pero para dejarse impregnar por el mar invertido que reviste la cúpula de la Sala XX del Palacio de las Naciones de Ginebra, obra del artista balear Miquel Barceló.


La solemnidad del acto inaugural ha estado acompañada del leve olor a pintura y, sobre todo, olor "a nuevo" de este salón que ha sido completamente reformado por iniciativa española.


La cúpula, ejecutada durante más de un año y medio, cuenta con casi 1.500 metros cuadrados de superficie de "un mundo goteando hacia el cielo" según ha descrito Barceló en un discurso trilingüe —francés, catalán y español—.



El autor ha diseccionado su obra en tres niveles: "un mar agitado con fondo de agua con sus moradores; luego está el plano la espuma revuelta en marejada; y al final, el reflejo, lo que está debajo, nosotros".



Hoy, debajo, quien ha estado es una representación de autoridades que no han disimulado su sobrecogimiento y admiración al entrar en la sala. Además de los Reyes Juan Carlos y Sofía, el acto ha contado con la presencia del Secretario General de las Naciones Unidas Ban-Ki-moon o el presidente turco Recep Tayyip Erdogan.



Tanto el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, como el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, han destacado la importancia de esta obra en lo simbólico. Para Zapatero, "el arte y la cultura son los mejores embajadores; desvelan una cierta forma de sentir el mundo".


La sala, ahora remodelada, data de los años 70 y es la número 20 del Palacio del las Naciones. Desde este momento se conocerá como 'Sala de los Derechos Humanos y la Alianza de Civilizaciones', tal como reza el rótulo de la entrada, de los pocos que se pueden leer en un destacado español.



Y es que esta cámara de reuniones lleva un sello eminentemente español. El equipamiento de la misma a corrido a cargo de empresas de España, muchas de ellas reunidas en la fundación Onuart.



De este organismo mixto, público y privado, ha partido el 60% de la financiación de esta obra. El resto son los polémicos ocho millones de euros, parte de los cuales provino de los Fondos de Ayuda al Desarrollo.


PUBLICADO EN EL MUNDO

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