domingo, 23 de noviembre de 2008

Los reptiles, origen evolutivo del pelo

Miguel G. Corral

Nadie puede siquiera imaginar un lagarto con melena o un pollo con bigotes. Sin embargo, ambos organismos disponen de la maquinaria genética necesaria para formar la estructura de proteínas que da lugar al pelo.


Durante años, la Ciencia ha aceptado que las keratinas duras, o keratinas del pelo, eran un rasgo distintivo y único de los mamíferos. Pero una nueva investigación publicada en la revista científica estadounidense ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’ (PNAS) ha puesto patas arriba las teorías sobre la evolución de esta estructura. Los investigadores de la Universidad Médica de Viena y de las universidades italianas de Padua y Bolonia han encontrado este tipo de proteínas del pelo y los genes que contienen la información para fabricarlas tanto en reptiles como en aves.


lagarto

(Un ejemplar de anolis verde —‘Anolis carolinensis’— cuyo genoma se usó para la investigación. Foto: Karin Jaeger / PNAS).

Los científicos querían determinar la historia evolutiva de estas proteínas —fundamentales para la protección de la piel y para el mantenimiento de la temperatura corporal de los mamíferos, algo que no necesitan los reptiles, que regulan su temperatura corporal mediante la exposición al calor del Sol— y para lograrlo compararon la información genética de tres organismos cuyos genomas ya están disponibles para los investigadores: el ser humano, el pollo (’Gallus gallus’) y un lagarto llamado anolis verde (’Anolis carolinensis’).



El ser humano dispone de 54 genes codificantes para la formación de keratinas del pelo, un número esperable. Pero los resultados sorprendieron a los propios investigadores cuando encontraron un tipo de estas proteínas en el pollo, y seis formas diferentes en el anolis verde.



«Nuestros resultados sugieren, de forma firme y en contra de lo que se creía hasta el momento, que el último ancestro común de los mamíferos y los reptiles y las aves, de hace entre 310 y 330 millones de años, ya tenía proteínas del pelo. Es interesante destacar que ese ancestro común lo era también de los dinosaurios. ¡Incluso los dinosaurios tenían keratinas duras! pero ellos debían usarlas para formar las garras», asegura el autor de la investigación Leopold Eckhart a EL MUNDO.



El grupo evolutivo que engloba a los reptiles y a las aves (saurópsidos) se separó del de los mamíferos (sinápsidos) a finales del Carbonífero, hace 290 millones de años. Para entonces, todos ellos contaban con los genes necesarios para formar pelo.



Es complicado que se preserven en el registro fósil restos de piel. Por ello los científicos dudan de que se encuentre algún día un fósil que muestre la forma primitiva del pelo. La primera evidencia clara de un animal peludo data del Jurásico medio, hace 200 millones de años.



Pero las proteínas del pelo no sólo sirven para formar estas estructuras propias de los mamíferos. «Lo que nosotros proponemos es que las llamadas keratinas duras o del pelo aparecieron en la evolución para formar escamas, garras, uñas… Sólo con el paso del tiempo sirvieron para formar pelo en el linaje de los mamíferos».



Por este motivo, los autores del trabajo opinan que sería más apropiado llamar a este grupo de proteínas keratinas de las garras, ya que las uñas de los mamíferos, entre ellos el ser humano, están formadas por ellas. «Los mamíferos han conservado la función original de estas proteínas», dice Eckhart.

EM

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