domingo, 30 de noviembre de 2008

¿QUE PIENSAN LOS ANIMALES?

Lo que piensan los animales



Escrito por: Jennifer S. Holland

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Foto de Vincent J. Musi


Uek Cuervo de Nueva Caledonia


Resuelve problemas y crea y usa herramientas, habilidades cognitivas que previamente se creía que eran exclusivas de los primates.

Universidad de Oxford, Oxford, Reino Unido

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Foto de Vincent J. Musi


Shanthi Elefante asiático


Retiene recuerdos a largo plazo y lazos sociales; posee sentido del yo.
Zoológico Nacional, Washington, DC


¿Qué ve un elefante cuando mira el espejo? A sí mismo, al parecer –una habilidad mental que sólo se sabía que existía en seres humanos, monos y delfines–. En estudios con espejos, los elefantes asiáticos primero exploran el espejo como un objeto, pero quizás al hacerlo se percaten de que se ven a sí mismos. Se mueven de manera atípica y tocan repetidas veces una marca pintada en su cabeza que no verían sin el espejo. “Estas son indicaciones muy convincentes de conciencia de sí mismo”, dice Diana Reiss, de la Universidad Hunter.


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Foto de Vincent J. Musi


Azy Orangután


Muestra complejidad cognitiva y adaptabilidad que rivalizan con las de los chimpancés; en estado salvaje, la especie mantiene tradiciones culturales.

Great Ape Trust de Iowa, Des Moines


Azy posee un intelecto complejo –dice Rob Shumaker de su sujeto de estudio, y amigo de 25 años–. Los orangutanes tienen la misma capacidad cognitiva que los grandes monos africanos, o incluso los superan en algunas tareas”. Azy no sólo comunica sus pensamientos con símbolos abstractos en el teclado, sino que también demuestra una “teoría mental” (entendimiento de la perspectiva de otro individuo) y hace elecciones lógicas y pensadas que muestran una flexibilidad mental de la cual algunos chimpancés carecen. En su estado natural, los orangutanes mantienen tradiciones culturales innovadoras: algunos grupos elaboran herramientas para hurgar a fin de extraer insectos de los agujeros en los árboles; otros usan hojas como paraguas o como servilletas, las amontonan a manera de almohadas o se cubren las manos con ellas cuando trepan por un árbol espinoso. Además, en raras circunstancias, los orangutanes tuercen hojas, las lían y las arrullan como si fueran muñecas.


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Foto de Vincent J. Musi


Astatotilapia burtoni


Determina el rango social por medio de la observación, un eslabón en el proceso de desarrollo del razonamiento lógico.

Universidad de Stanford, Stanford, CA


En ciertos peces Astatotilapia burtoni, los machos ven a otros pelear para juzgar su potencial para competir. Los machos subordinados pueden adoptar colores femeninos para consumir a escondidas el alimento de otro. “Hacen todo esto a las ocho semanas de edad, con un cerebro del tamaño de un chícharo pequeño”, dice Russell Fernald, quien estudia la manera en que las situaciones alteran las células cerebrales de los peces.


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Foto de Vincent J. Musi


Alex Loro gris africano


Contaba; conocía colores, formas y tamaños; tenía un dominio básico del concepto abstracto de cero.

Universidad de Brandeis, Waltham, MA

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Foto de Vincent J. Musi


Edward Oveja Leicester de lana larga


Las ovejas reconocen rostros individuales y los recuerdan a largo plazo.
Hopping Acres Farm, Bruceton Mills, WV


Dígales a las ovejas que todas se parecen y quizá deseen ser diferentes. Al igual que los primates, las ovejas, en estudios, reconocen diferentes caras (alrededor de otras 50 ovejas y 10 seres humanos) y aún las distinguen dos años más tarde. Las caras familiares las tranquilizan y pueden reconocer expresiones tanto contentas como enojadas (prefieren las primeras). Estas son habilidades sofisticadas en un animal que en general no se distingue por su intelecto, dice Keith Kendrick, del Instituto Babraham.


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Foto de Vincent J. Musi


Arístides Lémur de cola anillada


Despliega habilidades que ofrecen información sobre los precursores evolutivos de las secuencias de recuento y de ordenamiento.


Centro de Lémures de la Universidad de Duke, Dirham, NC


Aun cuando los lémures de cola anillada o makis son más primitivos que otros primates, tienen impresionantes habilidades numéricas. Elizabeth Brannon, de la Universidad de Duke, informa que los animales repiten secuencias arbitrarias con la nariz en una pantalla táctil y pueden discriminar entre cantidades. “Hacen cientos de intentos”, dice, mejorando continuamente conforme “aprenden a aprender”.

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Foto de Vincent J. Musi


Betsy Perra collie de la frontera


Retiene un vocabulario en aumento constante que rivaliza con el de un niño que empieza a andar.

Viena, Austria


¿Qué tanto pensamiento hay tras esos ojos? Mucho, en este caso. Betsy, de seis años de edad, puede asociar nombres a objetos específicos más rápido que un gran mono; su vocabulario es de 340 palabras y sigue en aumento. Su intelecto quedó de manifiesto desde muy joven: a las 10 semanas podía sentarse cuando se le pedía que lo hiciera, y pronto aprendió nombres de objetos y se apresuraba a ir por ellos –pelota, cuerda, papel, caja, llaves y docenas más–. Ahora relaciona por lo menos a 15 personas con su nombre real, y en pruebas científicas se ha probado que tiene habilidad para asociar fotografías con los objetos que representan. Dice su propietaria: “Ella es un ser humano con figura de perro. Estamos aprendiendo su lenguaje, y ella está aprendiendo el nuestro”.

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Foto de Vincent J. Musi


JB Pulpo gigante de Pacífico


Tiene una personalidad bien definida, usa herramientas, reconoce a individuos.

Acuario Nacional de Baltimore, MD


Con un cerebro relativamente grande y brazos diestros, se sabe que los pulpos bloquean sus guaridas con rocas y se entretienen disparando agua a blancos de botellas plásticas y al personal de laboratorio (la primera conducta de juego reportada en un invertebrado). Incluso pueden expresar emociones básicas al cambiar de color, dice Roland Anderson, del Acuario de Seattle.


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Foto de Vincent J. Musi


Kanzi Bonobo


Adquirió el lenguaje de manera espontánea; hace herramientas del nivel de los primeros seres humanos.

Great Ape Trust de Iowa, Des Moines


El joven Kanzi empezó a aprender el lenguaje por sí solo, al observar a los científicos que intentaban entrenar a su madre. A los 27 años de edad, el bonobo “habla” usando más de 360 símbolos del teclado y entiende miles de palabras habladas. Forma oraciones, sigue instrucciones nuevas, y elabora herramientas de piedra –modifica su técnica dependiendo de la dureza–. Incluso toca el piano (alguna vez tocó con Peter Gabriel). Haga a los seres humanos vivir durante 15 generaciones cono bonobos, dice William Fields de Great Ape Trust, y los “bonobos se harían menos bonobos y las personas, menos humanas. En realidad no somos tan diferentes”. Un ejemplo perfecto de esto es que Fields ahora analiza las vocalizaciones de Kanzi: “Creemos que quizá esté diciendo palabras en inglés, simplemente demasiado rápido y con un tono demasiado agudo como para descifrarlas”.


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Foto de Vincent J. Musi


Momo Tití común


Aprende de otros y los imita.

Universidad de Viena, Austria


Los titíes comunes pueden imitar las acciones de otros, una de las formas más complejas de aprendizaje (incluso tienen un sentido de “permanencia de objeto”, saben que algo fuera de su vista aún existe). Pero, dice Friederike Range, de la Universidad de Viena, los lapsos breves de atención de los primates tal vez evitan que desarrollen conductas más complejas.

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Foto de Vincent J. Musi


Psychobird Urraca azuleja


Recuerda el pasado, planea para el futuro.

Universidad de Cambridge, Cambridge, Reino Unido


No permita que el cerebro del tamaño de una nuez lo engañe. Las urracas azulejas hacen algo de razonamiento real, dice Nicky Clayton, profesora de la Universidad de Cambridge. Cambian de lugar la comida que han escondido si otra urraca las ve ocultarla, recordando cuando ellas mismas fueron ladronas. Clayton dice que las urracas también basan las reservas de alimento en el hambre futura, independientemente de las necesidades actuales.

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Foto de Vincent J. Musi


Maya Delfín tursión o tonina


Destaca en la comunicación y la conducta imitativa.

Acuario Nacional en Baltimore, MD


Imitadores con recuerdos a largo plazo, una fuerte comprensión del vocabulario y la sintaxis, y una vena creativa, los delfines son flexibles cognitiva y conductualmente. “Tienen un cerebro con conocimiento general amplio y habilidades en varias áreas, como nosotros. Manipulan su mundo para hacer posibles las cosas, dice Louis Herman, de la Universidad de Hawai.

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Foto de Vincent J. Musi


Las abejas han sorprendido a los científicos desde hace tiempo con sus comportamientos sociales (bailando las direcciones hacia una fuente alimenticia, trabajando en tándem con miles de compañeros de colmena, con trabajos especializados dentro y fuera de la colmena). También impresionantes son sus complejas memorias: las abejas pueden aprender y memorizar rutas locales, puntos de referencia y cuándo florecen diferentes flores –lo que les permite visitar el mismo sitio al mismo tiempo el siguiente día, mejorando su eficiencia de búsqueda.

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Foto de Vincent J. Musi


Esta pequeña cara está al frente de un pequeño cerebro –pero uno que hace grandes e impresionantes cosas. Los perros de la pradera Gunnison, los cuales viven en colonias en el sudoeste americano, son una de las principales presas de zorros, coyotes, halcones, gatos, serpientes, águilas y hurones. Con Slobodchikoff, de la Universidad del Norte de Arizona, ha demostrado que los perros de la pradera han evolucionado tanto llamadas de alarma como conductas de escape específicas a cada depredador. Esas llamadas incluso contienen información descriptiva acerca del tamaño, color y velocidad del depredador, lo que les da a otros miembros de la colonia una poderosa imagen del enemigo antes de que ataque.

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Foto de Vincent J. Musi


Parecen revolotear de flor en flor, pero los murciélagos que se alimentan de néctar son mucho más pensativos de lo que parecen. Estudios de Glossophaga soricina revelan que los murciélagos recuerdan las ubicaciones de sitios donde la comida está agotada, memorizando hasta 40 sitios previamente visitados –lo cual les ayuda a decidir dónde buscar alimentación.

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Foto de Vincent J. Musi


No se apresure en chillar de repulsión: las ratas son sorprendentemente inteligentes y, actualmente, son bastante parecidas a nosotros. Se ríen cuando les hacen cosquillas, son sociables, aprecian (y hasta anticipan) el sexo. También conocen sus propios límites intelectuales, llamados metacognición: característica que se pensaba sólo los simios tenían. En exámenes auditivos en los cuales las ratas eran premiadas por sus respuestas correctas, no se les daba nada por sus respuestas incorrectas, y se les daba un pequeño premio por admitir “No sé”, optaron por los premios seguros (aunque magros) de “No sé” cuando carecían de confianza en su juicio. Nada mal para mugrientas alimañas callejeras.

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